El embarazo tiene multitud de puntos a analizar. La salud de la madre, su alimentación, su estilo de vida, sus hábitos, el estado del feto o bebé… Todos sabemos mucho acerca de los aspectos que se deben tener en cuenta durante el periodo de gestación. Aun así, el postparto y todo lo que comporta la puericultura es un aspecto mucho más desconocido. Por ejemplo, ¿sabes qué es la exterogestación? Te lo contamos a continuación. ¡Sigue leyendo!

 

La exterogestación: ¿qué es?

Es muy usual que cuando se habla de exterogestación se use la expresión de “los segundos 9 meses de embarazo”. Y es que existe una creencia (que algunos consideran falsa)  que asume que el bebé ya se convierte en un ser autónomo en cuanto ha sucedido el parto.

En cambio, la corriente de la exterogestación apunta a que el hecho de dar a luz no es un punto y aparte. Sino que forma parte de un proceso de gestación que abarca desde el momento de la fecundación hasta el momento en el que el bebé comienza a estar más desarrollado.

Por eso, uno de los principales consejos que tacha la corriente de la exterogestación es ese que todos habremos escuchado alguna vez: “no tengas mucho el bebé en brazos, que lo malacostumbras”.

 

Una segunda gestación tras el parto

Podría considerarse cierto que el bebé, en cuanto nace, deja de depender del oxigeno de su madre. Pero también es cierto que el recién nacido, aunque fuera del útero de mamá, sigue teniendo unas necesidades que se le deben cubrir.

Los humanos, cuando nacemos, necesitamos seguir desarrollándonos. Nuestro cerebro sigue creciendo, nuestros pulmones se habitúan a respirar solos, nuestro cuerpo va adquiriendo poco a poco habilidades que creemos innatas. Pero la naturaleza no nos hizo independientes desde el nacimiento. Poco a poco, y gracias a nuestra mamá o papá, aprendemos a gatear, a caminar y a usar nuestra voz.

Se trata de un proceso de dejar atrás la indefensión, la inseguridad y la inmadurez del recién nacido. De ahí nace el concepto de exterogestación, que como ya hemos dicho, apunta a la necesidad de seguir gestando el bebé una vez fuera del vientre de mamá.

 

Las necesidades del bebé durante el segundo embarazo

La principal ocupación de este corriente de la puericultura es la de cubrir las necesidades vitales del bebé tras abandonar el vientre de su madre. Ya que, no por haber dejado de golpe el útero, desaparecen automáticamente las carencias que el pequeño tiene.

Vamos a ver de qué necesidades estamos hablando y veréis cuanta relación tienen con su estancia en el vientre de sus mamás:

 

1.- Contacto físico

Es evidente que dentro del útero el contacto físico es inevitable. Dentro, el hijo era masajeado constantemente por las paredes uterinas de mamá. Además de las contacto constante con el líquido amniótico. Con esto, los bebés recién nacidos pueden sentirse desprotegidos y necesitan estar en los brazos de sus papás. Algunos estudios apuntan a que, cuando el recién nacido pasa tiempo cerca de su mamá llora bastante menos.

 

2.- Cuidado ante los sobreestímulos

Para el recién nacido todo es nuevo: la luz, el aire, los sonidos, el tacto, los cambios de temperatura, el agua… Todas estas nuevas sensaciones eran hasta ahora desconocidas. Con lo que puede que se sienta abrumado ante toda esta sobreestimulación.

Durante el periodo de exterogestación debemos tener en cuenta estos factores y hacer que todo su entorno se asemeje lo más posible a su situación en el útero. Balancearle de vez en cuanto suavemente, amortiguar lo máximo posible el ruido, dejar que oiga el sonido rítmico de tu corazón (o un reloj), tener el olor de mamá cerca…

 

3.- Movimientos rítmicos

Los bebés tienen la necesidad de seguir sintiendo el movimiento que notaban mientas estaban en el vientre. Y ese movimiento debe encontrarse en un balanceo de entre 60 y 100 veces por minuto. Generalmente, los estudios apuntan a que, automáticamente, las mamás hacen este balanceo al ritmo de su corazón. Una pista muy simbólica. Y es que se considera que el sonido del corazón de mamá es uno de los ruidos que más le recordará a su estancia en el vientre de mamá. Comodidad asegurada.

Otro dato curioso es que de manera intuitiva y si tener en cuenta si se es diestro o zurdo, la mayoría de mamás apoyan la cabecita del bebé en su brazo derecho. Un hecho que hace que su oído quede muy cerquita del corazón de su madre y del rítmico latido que tanto escuchaba antes del parto.

 

4.- Días de conexión y de re-conocerse

Los primeros meses después del parto son momento de re-conocerse. Tanto mamá como bebé se han conocido a lo largo de 9 meses con una conexión muy fuerte. Ahora, hay que mantenerla y reforzarla con una época de conocerse a otro nivel: el exterior.

Todo es nuevo para los dos, así que deberéis pasar tiempo mirándoos, oliéndoos, tocándoos. Antes formabais parte de la misma persona, ahora sois dos. Pero seguís conservando ese cordón que os une y que hace que te maravilles cada vez que ves a tu pequeño.

 

5.- Calor

El bebé, dentro del útero, no necesitaba hacer nada para mantener su temperatura corporal. Mamá le arropaba automáticamente. Ahora, una vez en el mundo exterior, necesita del calor de tu cuerpo para regularla. También se deberá adaptar la temperatura de la habitación donde vaya a estar.

 

La puericultura, un mundo por descubrir

Tanto si eres mamá, papá, cuidador, educador o simplemente te apasionan los niños, tener conocimientos y descubrir a fondo el mundo de la puericultura es vital. Se deben conocer todos los factores que influyen en el bienestar y en la salud del recién nacido. Y este, precisamente, es el objetivo de la exterogestación. Conseguir que en los primeros nueve meses fuera del útero, el bebé se siga sintiendo y encontrando como en casa.

 

Si te ha interesado el post, échale un vistazo a nuestro curso Técnico Experto en Embarazo, Parto y Puerperio. Con él podrás conocer a fondo la reproducción humana, los cuidados de la madre durante el embarazo, el parto y los cuidados del recién nacido.