Niños y adolescentes que no obedecen por sistema, que presentan dificultades para socializarse o que muestran una conducta agresiva y desafiante. Hablamos de los trastornos de conducta o problemas del comportamiento infantil. ¿Cuáles son los tipos de alteraciones conductuales en la infancia y la adolescencia? ¿Cuál es su abordaje? Sin duda, en estos casos la intervención de un especialista es fundamental para promover un buen desarrollo en los menores. ¿Quieres formarte en este ámbito? Cursa el Máster en Modificación de Conducta Infantil y especialízate.
Índice de contenidos
¿Qué es un trastorno de conducta?
Un trastorno de conducta engloba un conjunto de comportamientos problemáticos en la infancia y la adolescencia. Se trata de alteraciones que suelen estar relacionadas con la violencia y la dificultad para seguir las normas.
En muchos casos, los trastornos conductuales están acompañados de otras alteraciones mentales como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), por ejemplo.
Características de los trastornos conductuales
Tenemos clara la definición del trastorno de la conducta, pero ¿cuáles son los problemas de conducta y qué signos muestran? De acuerdo al DSM V – Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, los trastornos de conducta se caracterizan por “un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad”. Esto se manifiesta por medio de signos como los siguientes:
- Agresión a personas y animales.
- Vandalismo o destrucción de la propiedad.
- Engaño o robo.
- Incumplimiento grave de las normas.
Hablamos por tanto de alteraciones conductuales que conllevan la perturbación en la comunidad, la vulneración de las reglas y el desacato a la autoridad. Todo ello puede ir acompañado de fracaso y/o ausentismo escolar, violencia, consumo de drogas y comportamientos agresivos y problemáticos en la infancia y la adolescencia.
¿Cómo saber si un niño tiene un trastorno del comportamiento?
Algunas acciones y actitudes que pueden evidenciar un trastorno del comportamiento en el niño o adolescente son las siguientes. No obstante, siempre hay que consultar y valorar cada caso concreto con un especialista.
- Culpabiliza a los demás de sus propias acciones.
- Se enfada e irrita constantemente.
- Contesta y reacciona de forma inadecuada y agresiva.
- Es rencoroso y vengativo.
- No obedece y se opone claramente a respetar las reglas.
- Miente.
- Comete robos.
- Muestra actitudes crueles con las demás personas y los animales.
¿Por qué se producen las alteraciones de la conducta en niños?
Si vamos a la raíz del problema y nos adentramos en las causas de los trastornos de conducta en niños y adolescentes, podemos hablar de dos tipos de factores de riesgo:
- Genética. Los daños en el lóbulo frontal del cerebro pueden contribuir a desencadenar problemas y trastornos del comportamiento. Y es que, esta parte del cerebro es la que regula las capacidades cognitivas más importantes y también incide en el tipo de personalidad.
- Factores ambientales. El maltrato infantil, las familias desestructuradas, los progenitores con adicciones y los contextos más desfavorecidos son aspectos que influyen en el desarrollo de conductas infantiles problemáticas.
Tipos de trastornos de conducta en niños
Es evidente que muchos niños muestran problemas de comportamiento con sus padres y entorno más cercano, con sus amigos o en la escuela, con los educadores y los compañeros. No obstante, es importante diferenciar situaciones particulares y “pasajeras” de aquellas que no lo son y que, claramente, representan un grave problema de conducta.
En los casos más severos, entre los tipos de trastornos de conducta, podemos distinguir dos alteraciones: el Trastorno Negativista Desafiante o al Trastorno de Conducta, donde se requiere ayuda profesional para diagnosticar, tratar y abordar este tipo de alteraciones.
Trastorno Negativista Desafiante (TND)
Se trata de una alteración que se manifiesta con una conducta desafiante, hostil y desobediente que se desarrolla durante al menos seis meses. Se detecta un marcado patrón de enfado/irritabilidad desafiante o vengativo.
En la mayoría de los casos el curso de este trastorno se da con el TDAH. De hecho, varias investigaciones apuntan que entre el 40 y 60% de niños y adolescentes con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, tiene un Trastorno Negativista Desafiante en algún momento.
Trastorno de Conducta (TC)
El Trastorno de Conducta (TC) se basa en el incumplimiento de derechos básicos, normas y reglas sociales, dándose comportamientos agresivos y con tendencia al engaño y al robo.
Si bien es cierto que tanto el Trastorno de Conducta (TC) como el Trastorno Negativista Desafiante (TND) se caracterizan por un comportamiento agresivo y oponente a la autoridad, con arrebatos e ira incontrolable, ambas alteraciones pueden diferenciarse por el nivel de gravedad y tipo de síntomas.
Por ejemplo, en el TND son más característicos los rasgos de enfado y cólera y en el TC, los niños y adolescentes agreden y violan los derechos de los demás sin darse signos de irritabilidad generalmente.
Intervención y tratamiento para el trastorno de conducta infantil
La intervención en los trastornos del comportamiento infantil se realiza de forma interdisciplinar. Como forma de tratamiento psicológico lo más común es aplicar la terapia cognitivo-conductual y, en los casos en que sea necesario (especialmente si hay presencia también de TDAH). Según se ha comprobado, algunas de las técnicas y estrategias más efectivas para abordar estas alteraciones en la infancia y la adolescencia son las siguientes:
- Programas de reeducación conductual y gestión de las emociones.
- Técnicas para entrenar las habilidades sociales.
- Entrenamiento y orientación a padres, madres y educadores.
El objetivo del tratamiento en problemas de conducta es mejorar las habilidades comunicativas y sociales, favorecer gestión emocional y evitar los comportamientos disruptivos.
En el caso de que el niño o adolescente diagnosticado de trastorno de conducta grave y provenga de un hogar tóxico o de familias desestructuradas, puede ser necesario darle acogida en un centro de internamiento de menores. El objetivo es que pueda crecer en un espacio menos caótico y que le aporte una mayor estabilidad.
Es muy importante que el tratamiento para los trastornos de conducta se de en edades tempranas. Asimismo, padres, madres y educadores deben implicarse y formar parte de la modificación y mejora conductual de los menores.