El juego didáctico es la mejor forma de aprender jugando. Utilizar juguetes educativos o didácticos es una buena manera de estimular el aprendizaje en los niños, a la vez que se divierten. Pero, ¿cuáles son los juguetes educativos?, ¿qué ventajas aportan en en la infancia? ¡Te damos todas las respuestas, a continuación! También puedes profundizar más en este tema estudiando nuestra Formación en Pedagogía. Con esta especialización, adquirirás las competencias necesarias para promover un desarrollo infantil adecuado.
Índice de contenidos
¿Qué es un juego didáctico?
Entendemos por juego didáctico el método de enseñanza que se emplea para fomentar el conocimiento de una forma lúdica y educativa. El objetivo es que el niño desarrolle sus habilidades cognitivas y sociales. Hay un gran abanico de juguetes educativos que incorporan el refuerzo de conocimientos. Los juegos de mesa, los puzzles, los juegos de memoria o los juegos recreativos son algunos de los ejemplos más representativos.
El juego es una de las técnicas de aprendizaje más tradicionales y efectivas. Y es que, según se ha comprobado, los niños aprenden mejor si sienten inquietud y diversión por lo que les rodea. La motivación se incrementa y las capacidades se refuerzan. A la vez que se estimulan la atención, el autoestima, la memoria, el desarrollo social, la creatividad…, entre otros valores y aptitudes.
Características del juguete didáctico
Hay algunas características generales a tener en cuenta a la hora de adquirir este tipo de juguete:
- Deben ser juegos sencillos, de fácil manejo y con un objetivo educativo.
- El juego didáctico se adecuará a la edad del pequeño y de sus capacidades.
- Las instrucciones tienen que ser comprensibles para el niño.
- Es importante que cuenten con un tamaño correcto y de buena resistencia.
- La finalidad de esta propuesta lúdica es fomentar el desarrollo en el ámbito cognitivo, social, emocional y verbal.
También hay que tener en cuenta que los juegos didácticos varían en función de la edad del niño y del aprendizaje que se quiera reforzar:
- De 0 a 2 años: muñecos, pelotas y libros de tela y goma, móviles, sonajeros, juegos sonoros o juguetes para meter en el agua.
- De 3 a 5 años: rompecabezas, plastilina, cuentos, juegos de construcción, pelotas, entre otros.
- A partir de los 6 años: juegos de mesa, patines, dibujo, pintura, danza, juegos de seriación, etc.
Un juguete didáctico para cada desarrollo
Los juguetes didácticos se suelen separar por franjas de edad y en relación a los procesos evolutivos de cada niño. Jugar lleva a los niños a tocar, inventar, experimentar, expresar, crear… en definitiva, aprender.
Eso sí, para cada edad, se da un aprendizaje concreto y, por ello, los juguetes deben evolucionar también en esta dirección. En este sentido, hay diferentes tipos de juegos para fomentar el desarrollo del niño en diferentes áreas:
- Psicomotricidad fina: hay juegos que trabajan el movimiento del cuerpo y que ayudan al niño a desarrollar una mayor destreza.
- Estimulación sensorial: el pequeño descubre el mundo que le rodea a partir de los sentidos.
- Desarrollo cognitivo: a través del juego se trabaja el razonamiento y aspectos como la clasificación o la seriación. Asimismo, se trabaja la rapidez y el cálculo mental, por ejemplo.
- Estimulación del lenguaje: se fomenta el desarrollo del lenguaje, mejorando las habilidades comunicativas.
- Desarrollo de la percepción espacial: se utiliza el juego para enseñar al niño la relación del espacio con nosotros mismos.
- Superación de obstáculos: el juego también sirve para que los niños se entrenen en la superación de barreras y que, de esta forma, aprendan a resolver los problemas que puedan encontrarse.
¿Cuáles son los beneficios de los juegos educativos?
Los beneficios de los juegos didácticos son muchos. A continuación, te contamos cuáles son sus principales ventajas.
- Estimulan la memoria. Hay muchos juegos educativos que ponen énfasis en la memorización y la concentración.
- Preparan al niño para el éxito y para el fracaso. Gracias al juego, los pequeños aprenden a ganar, pero también a perder.
- Desarrollo de habilidades sociales. El juego didáctico promueve la comunicación, la participación y la interacción en la infancia.
- Fomento de las capacidades motoras. El juego contribuye al desarrollo de la psicomotricidad, ya que se trabaja la coordinación, la orientación de espacio y tiempo, así como el equilibrio.
- Mejora la autoestima y el bienestar emocional. A través de estas actividades lúdicas, los niños expresan sus emociones y tienen la oportunidad de conocer mejor sus fortalezas y debilidades.
- Fomenta la observación y la motivación y, por ende, aumenta la concentración.
- El interés del niño se expande a áreas que, posiblemente antes, no atraían su atención. A través del juego, materias de investigación científica, matemáticas o geografía son asignaturas que despiertan la curiosidad de los pequeños.
- Potencian la creatividad, la perseverancia y la responsabilidad.
5 ejemplos de juegos didácticos
Aprender a contar, a leer o dominar idiomas, mejorar la memoria o reforzar el aprendizaje en ciencias… El juego didáctico es el complemento perfecto para que los niños aprendan de una forma amena y divertida. Para acabar, te damos unos cuantos ejemplos de juegos educativos. Hay actividades para todos los niños, todas las edades y todos los gustos. Toma nota y no dejes de incorporar el juego para fomentar el conocimiento en la infancia.
1. Puzzles
Un clásico para estimular las habilidades cognitivas en la infancia. Los rompecabezas son una buena elección para que el niño idee mapas conceptuales trabaje la lógica. Este tipo de juego suele incorporar piezas grandes si se dirige a una edad temprana. Mientras que, a mayor edad, más pequeñas serán las piezas y más fichas tendrá el juego para dotarlo de más complejidad.
Hay varios tipos de puzzles: los numéricos (sudokus), el tangrama, los mecánicos o los tetris, en el ámbito digital, por ejemplo.
2. Juegos de memoria
Memorizar canciones, repetir palabras, imitar sonidos o jugar a las cartas son propuestas para ejercitar la memoria en la infancia. Gracias a ello, las habilidades visuales o auditivas se potencian. Este tipo de juego se emplea a partir de los cinco o seis años. En este ámbito, el Memotest es uno de los juegos de memoria más populares.
3. Sopas de letras
Con este juego didáctico, el niño se familiariza con el mundo de las letras y se trabajan las habilidades del lenguaje y de la comunicación. Por tanto, las sopas de letras o los crucigramas son una buena alternativa para trabajar el léxico y mejorar la ortografía jugando.
4. Juegos con bloques
Los juegos con bloques potencian la psicomotricidad fina y ayudan a desarrollar la visión espacial. Estos juegos también sirven para potenciar la agilidad mental y fomentar la creatividad en los más pequeños.
5. Adivinanzas
Los juegos de adivinanzas son otra opción para estimular la lógica, la agilidad y la reflexión. Se trata de un divertido juego ayuda a los niños a centrar su atención y a desarrollarse intelectualmente.
Hay varios tipos de adivinanzas. Las de respuesta directa, la adivinanza con letras o con números.
En definitiva, es importante que la enseñanza del niño no solo se centre en el estudio y la pura memorización de conceptos. Siempre se aprende y se entiende mejor algo cuando nos interesa. En la infancia, el juego es un motor para sumar aprendizaje sin que ello suponga un esfuerzo. Como ves, los juegos didácticos son una de las mejores alternativas para potenciar el desarrollo en la infancia. ¡Aprender jugando es la clave!