La escucha activa se puede desarrollar con la práctica o adquirir de forma innata. Es la base de la comunicación entre las personas. Y es que aunque no estés de acuerdo con determinadas posturas de tu interlocutor, debes escucharlo. En este sentido, es importante inculcar este método en edades tempranas para que de adultos tengan un sentido de la empatía mucho más desarrollado. Si el pequeño se siente escuchados, lo normal es que también aprendan a escuchar. Si quiere saber más, sigue leyendo. A continuación te explicamos cómo beneficia aprender este tipo de escucha y por qué es importante desarrollarlo en la infancia.

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¿Qué es la escucha activa?

Este método de escucha se basa en la plena empatía con el interlocutor. No necesitas compartir los mismos puntos de vista, aunque sí ayudan durante el proceso cognitivo.

Escuchar activamente implica estar concentrado al 100% en lo que cuenta el interlocutor. Para que este método se lleve a cabo perfectamente, debes atender a lo que te dicen. Es así como entran en juego los elementos paralingüísticos. Asentir y gestualizar son elementos importantes para invitar al comunicador a que siga expresándose.

Por otra parte,  la empatía ayuda descifrar el sentimiento que nos transmiten, para así comprender a la persona que esté hablando.

Las señales de una escucha activa correcta

Imagínate cómo te sentirías si, en una conversación, tu interlocutor no te mira en ningún momento o no transmite nada. Más adelante nos adentraremos en lo que hay que evitar durante una escucha de este tipo. Ahora, veremos las señales que nos dicen cuándo nos están escuchando activamente:

  • La persona establece contacto visual, transmitiendo así su atención. Te da, además, la posibilidad de ver su actitud frente a lo que dices.
  • Una inclinación ligera hacia ti es una muestra de que tiene interés en lo que cuentas. Si, además, esboza una sonrisa, su muestra de empatía es clara.
  • Emitir una respuesta a lo que expresas, en forma de refuerzo o, incluso, cumplidos, significa que te hacen caso.
  • Parafrasear es otra muestra de atención. También te pueden estar advirtiendo de que no comprendieron algo o pretenden que te adentres más en un tema.
  • Preguntar es una muestra de interés por lo que has contado. Del mismo modo, si tu interlocutor resume lo que le acabas de decir, significará que lo comprendió perfectamente

¿Cuáles son los beneficios de la escucha activa?

La escucha activa con tus hijos o alumnos es fundamental. Como se suele decir, mediante la repetición es sencillo enseñar. Además, si pones en práctica un valor, como es la buena escucha, lograrás un aprendizaje activo en el niño.

Desde el punto de vista docente, atender al alumno implica otorgarle una importancia necesaria. El menor, al sentirse escuchado, reforzará su autoestima, sobre todo si su interlocutor es una figura relevante. En este caso, los progenitores y docentes cumplen un papel muy importante. Y es que los padres y educadores son el mayor ejemplo que toman los menores.

Si los niños sienten que están siendo escuchados activamente, estarán aprendiendo a comunicarse con facilidad. Sobre todo durante la adolescencia es fundamental practicar este método con los jóvenes. En muchos casos, se sabe que una comunicación fluida con tus hijos puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Cuando un joven se siente escuchado y comprendido, es más sencillo que transmita sus sentimientos y pueda superar sus problemas fácilmente. Gana así en autoconfianza y empatía hacia el resto de personas que le rodean.

Cómo fomentar la escucha activa en la infancia

Debes hacer tuyas las señales de una correcta comunicación activa. Esto implica mantener una disposición psicológica con tus hijos. Para ello, debes estar preparado para prestarles atención en todo momento, haciéndoles entender que estás dispuesto a empatizar con ellos.

Todo tu cuerpo y mente deben estar pendientes de lo que te dicen. Para ello, guarda una postura adecuada, siempre de frente al interlocutor. No dudes en plantear preguntas que tengan sentido con lo que te expresan. Es preciso que en cada pregunta incluyas parte de lo que te expresaron, para dar a entender que estás prestando atención.

Afirmar será un modo de hacer ver que escuchas, a pesar de que no estés de acuerdo con lo que oyes. Asimismo, implicarte en un momento sentimental, como tocando su brazo en señal de apoyo (si se da el caso), también será positivo.

La práctica de escucha activa debe aplicarse desde el primer momento en el que tus hijos exigen ser escuchados. Si desde siempre recuerdan que les has prestado la máxima atención, no dudarán en recurrir a ti posteriormente. Agradecerás esto durante su adolescencia, cuando sus problemas comiencen a agrandarse, al menos desde su percepción.

En el momento en que tus hijos sientan señales negativas, estarás perdiendo una oportunidad para que ellos aprendan también a escuchar. Por ello, debes evitar ciertos gestos y acciones ante una proceso de escucha activa.

Qué hay que evitar en una escucha activa

Aquí van algunos consejos para desarrollar la empatía y la atención en los pequeños:

  • Estar activo escuchando significa que no vas a distraerte con nada mientras que tu interlocutor te esté hablando. Así que, olvídate del móvil y, si es posible, apágalo durante la charla.
  • Tampoco debes interrumpir, a menos que la persona con la que hablas haga una pausa, que puede indicar la necesidad de que expreses algo.
  • Evita juzgar, aunque no te guste lo que escuchas. Tampoco es adecuado querer tener la respuesta a todo lo que te dicen. Contraargumentar puede ser una mala idea, sobre todo si el interlocutor requiere de tu empatía.
  • Si crees que la persona tiene una mayor necesidad de expresarse, no es prudente comenzar a hablar tú. En caso de que muestre una emoción, es preciso que respondas a ella con la misma emotividad que exige tu interlocutor.
  • Puede que no te pidan una solución ante el problema expuesto. Mucha gente solo pide ser escuchada con el fin de desahogarse. Por eso, evita dar solución a todo, a menos que te lo soliciten.

La escucha activa implica intentar comprender las emociones de quien tienes delante y demostrar que le prestas atención. Durante la infancia es un método muy necesario para enseñar a los pequeños los valores de la comunicación y la importancia de empatizar con los demás.