Aunque psicomotricidad no es un término que nos resulte extraño, hay muchas personas que no sabrían definirla. No nos referimos a una definición de manual, sino simplemente a saber más o menos a qué se refiere el término. Si es tu caso o, aunque sepas lo que es, quieres saber cómo trabajarla, este artículo es para ti. Además, si quieres trabajar el concepto en un contexto educativo completo, no te pierdas nuestro curso de Auxiliar de jardín de infancia.

¿Qué es la psicomotricidad?

Es la relación entre la mente y la capacidad de movimiento del cuerpo. El movimiento es la función motriz del cuerpo, de ahí el nombre. Además, hay una disciplina con el mismo nombre que estudia esta relación y cómo trabajarla y desarrollarla.

En cuanto a la disciplina, su labor es bastante amplia. Lo primero que pensamos es en el desarrollo psicomotriz normal de los niños. Por ello, si necesitan algo de ayuda para dicho desarrollo, está la labor educativa. Sin embargo, también están las personas que tienen algún trastorno y precisan labor reeducativa o terapéutica.

¿Qué se trabaja en una sala de psicomotricidad?

Cuando es necesario que un niño reciba refuerzo para trabajar sus funciones psicomotrices, debe trabajar los siguientes aspectos.

Expresión global psicomotriz

Debemos dar libertad al niño para expresarse corporalmente. Ten en cuenta que sus expresiones corporales establecerán las relaciones futuras con otras personas y con su propio yo.

Motricidad

Hay aspectos concretos del movimiento que los niños deben reforzar. La motricidad fina es la que conlleva movimientos de precisión. Con ella usamos de forma simultánea los ojos y las manos, para dibujar, cortar o escribir, por ejemplo. La motricidad gruesa hace referencia a la coordinación del resto de movimientos más amplios. Por ejemplo, se refiere a caminar, correr, saltar y bailar.

Esquema del propio cuerpo e imagen corporal

El niño necesita aprender a representar mentalmente su cuerpo, con sus posibilidades y limitaciones.

La imagen corporal es más delicada y subjetiva, es la que el niño tiene de sí mismo. Es la que ve cuando se mira a sí mismo y también la que imagina que tienen otras personas de él.

Control de la postura y tono muscular

El tono muscular hace referencia a la relajación o tensión de los músculos cuando hacemos algo o ponemos determinada postura.

Por otra parte, mantener la postura implica que el niño tenga interiorizado el eje corporal. Para ello es necesario que haya desarrollado el equilibrio dinámico (en movimiento, no solamente el equilibrio aguantando una postura).

Respiración, ritmo y relajación

La respiración, pese a ser involuntaria, se puede modificar con una intervención consciente. Por ejemplo, si notamos que nos va muy acelerada, podemos intentar respirar más despacio conscientemente. Este es un aspecto muy útil de trabajar.

Trabajar el ritmo le servirá al niño para aprender a gestionar sus emociones y sensaciones. Más adelante podrá aplicar esta enseñanza a su día a día.

Lateralidad

Practicar la lateralidad sirve al niño para distinguir la izquierda y la derecha en el propio cuerpo y en el de los demás. También sirve para orientarse en el espacio y con respecto a otros elementos o personas que haya.

Coordinación del movimiento

Este aspecto es el que muchas personas identifican con la psicomotricidad. Consiste en una interacción adecuada entre el sistema nervioso y el movimiento. No obstante, como has podido ver, la función psicomotriz es mucho más que la coordinación.

¿Cómo comenzar a trabajar la psicomotricidad en el aula?

Empezando con los más pequeños, los alumnos de 3 años, hay una serie de ejercicios muy útiles para comenzar a trabajar.

Para conocer el espacio y desarrollar la imagen corporal

Las siguientes actividades andando potencian estos aspectos:

– Ir buscando espacios libres.

– Caminar extendiendo los brazos hacia arriba y hacia abajo.

– Andar con un ojo tapado.

– Caminar por parejas, yendo uno agarrado de los hombros del otro.

– Saltar.

– Adoptar la postura que indique la educadora infantil (sentados, tumbados, de rodillas, de pie o en cuclillas, por ejemplo).

– Caminar en fila enlazados: con una mano entre sus piernas agarra al compañero de detrás y, con la otra mano, al de delante.

Hay muchas otras más, pero con esta muestra es suficiente para hacernos una idea. Podemos mantener cada actividad durante dos o tres minutos.

Para mantener el equilibrio y adquirir coordinación dinámica

– Andar siguiendo el ritmo de algún instrumento de percusión que utilice la educadora.

– Cuando el instrumento comience a sonar muy rápido, pasan a correr.

– Andar con los talones.

– Andar de puntillas.

– Colocar obstáculos, como bancos, por ejemplo. Correr en los espacios que queden libres, controlando la velocidad y no chocarse con otros niños u objetos.

– Saltar por encima de los obstáculos puestos en línea mientras se corre.

– Hacer una carrera apoyando un pie en los obstáculos.

– Caminar sobre los obstáculos.

Para adquirir coordinación general y control del cuerpo

– Correr haciendo zig-zag.

– Cambiar a correr haciendo eses.

– Andar hacia una dirección y cambiar de dirección cuando la educadora dé la señal.

– Andar hacia delante, hacia detrás y de lado.

– Cuando la educadora dé una palmada, hay que buscar un compañero para darle la mano.

– Con varios aros puestos en el suelo: caminar entre ellos sin tocarlos. Cuando suene la señal, sentarse sin tocarlos.

– Andar alrededor del aro con un pie dentro.

– Pasar el aro por el cuerpo, desde arriba hasta abajo, diciendo cada vez por qué parte del cuerpo está pasando.

Para desarrollar habilidades psicomotrices

– Andar sin moverse del sitio.

– Caminar dando zancadas grandes.

– Pasear levantando mucho las rodillas.

– Andar arrastrando los pies.

– Tumbados bocarriba, a la señal hay que tumbarse bocabajo.

– Rodar de lado sobre una colchoneta.

– Hacer volteretas con la ayuda de la educadora.

 

Como ves, la psicomotricidad tiene muchos aspectos que trabajar. No solo se ciñe al aspecto físico, que no es poco. Además, también engloba el aspecto psicológico y social del niño. Un desarrollo psicomotriz pobre puede afectar a determinados aspectos de la personalidad y el aprendizaje. Una imagen de uno mismo negativa o distorsionada o dificultades para aprender en la escuela pueden ser algunas de las consecuencias. Con estas indicaciones, seguro que sabes cómo puedes trabajar la función psicomotriz.