Las emociones son una parte muy importante de la experiencia de una persona y le acompañan a lo largo de su vida en todas las ocasiones. Es cierto que existen muchas emociones diferentes, pero se considera que hay un conjunto de emociones básicas que son universales y que todo ser humano experimenta. ¿Sabrías decir cuáles son?

En este post, hablaremos sobre el significado de las emociones básicas, clasificándolas y describiendo cómo se manifiestan. También comentaremos las emociones básicas infantiles y cómo reconocerlas en los pequeños, lo cual es esencial para entender su comportamiento.

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¿Qué son las emociones básicas?

Las emociones básicas, también conocidas como emociones primarias o universales, son un conjunto de siete emociones consideradas comunes en todas las culturas e innatas en todos los seres humanos.

Estas emociones se definen como universales porque se pueden identificar fácilmente a través de las expresiones faciales y corporales que acompañan a cada una. Pero aunque todas las personas pueden experimentarlas, la forma en que las expresan y las experimentan puede ser totalmente diferente.

Clasificación de las emociones básicas

Son 7 las emociones básicas o universales que se manifiestan en todas las personas. Veamos cuáles son y cómo se reconocen:

1. Sorpresa

Se define como la reacción que surge instintivamente ante lo inesperado. Los ojos se abren más de lo normal, con tal de ampliar el campo visual y ser capaces de entender y reaccionar a lo que está sucediendo.

2. Tristeza

La expresión facial se caracteriza por unos labios curvados hacia abajo y unas cejas que suben hacia el interior, generando arrugas en la frente. Generalmente, esta emoción ayuda a superar el dolor y a desahogarse ante una situación negativa.

3. Desprecio

La característica más visual que permite reconocer el desprecio en una persona es la asimetría de su rostro. Esta emoción se relaciona con el poder y el estatus social, ya que quien expresa desprecio suele sentirse superior a lo que le rodea.

4. Miedo

Los ojos revelan completamente el miedo, ya que, al igual que en la sorpresa, se desorbitan. Además, otro rasgo característico son los labios apretados y retraídos hacia atrás. El miedo está directamente relacionado con la supervivencia, por lo que es una emoción muy potente.

5. Ira

El ceño fruncido es la primera pista para reconocer la ira, junto con la tensión en los párpados inferiores y la mandíbula y la intensidad que manifiesta la mirada. Esta emoción es muy explosiva y llama a actuar de maneras impulsivas, por lo que reconocerla temprano es muy útil para evitar la amenaza.

6. Asco

En este caso, el labio superior tiende a subir y la nariz se arruga, así que con esta expresión facial ya se puede suponer que la persona siente asco. Se trata de una emoción muy difícil de contener, así que es fácil identificar con rapidez.

7. Alegría

La alegría es la única emoción básica completamente positiva que facilita la conexión con las demás personas. Para detectar la verdadera alegría, se debe poner atención en los ojos de la persona, ya que una auténtica alegría se manifiesta sonriendo con los ojos, marcando unas arrugas en el contorno exterior de los ojos.

¿Cuáles son las emociones básicas infantiles?

Las emociones básicas también son comunes en los niños, aunque su expresión y comprensión de ellas puede ser diferente a la de los adultos debido a su etapa de desarrollo. En el caso de los pequeños, las emociones básicas varían un poco y son las siguientes: alegría, ira, miedo, tristeza, vergüenza, sorpresa y desagrado. 

¿Cómo reconocer estas emociones básicas?

Reconocer las emociones básicas infantiles es esencial para comprender la experiencia emocional del niño y poder ayudarle a manejar sus emociones de manera saludable. 

Te proponemos una serie de pasos que suelen ayudar a los padres a la hora de reconocer las emociones de sus hijos:

  1. Observar el comportamiento no verbal: prestar atención a las expresiones faciales, al tono de voz y a los gestos.
  2. Hacer preguntas abiertas: “¿Cómo te sientes?”, en vez de “¿Estás triste?”.
  3. Escuchar con atención: escuchar al niño activamente sin interrumpirlo ni juzgarlo.
  4. Validar sus emociones: hacer sentir al pequeño que sus emociones son importantes y que tienen un valor. De esta manera, el niño se sentirá comprendido y aceptado.
  5. Compartir las emociones del adulto: si el padre explica sus propias experiencias emocionales, seguramente el niño se sentirá más cómodo compartiendo las suyas.