La dislalia es uno de los trastornos del habla más comunes en la infancia. Afecta la pronunciación de ciertos fonemas, lo que puede dificultar la comunicación del niño/a y afecta su desarrollo social y académico. Identificar y tratar la dislalia a tiempo es fundamental para evitar problemas a largo plazo. En este artículo, explicamos qué es la dislalia, sus causas y los tratamientos más efectivos para corregirla.
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¿Qué es la dislalia en niños y qué la causa?
La dislalia es un trastorno del habla caracterizado por la dificultad para articular correctamente ciertos sonidos o fonemas. Es frecuente en niños y niñas en edad preescolar y escolar, y suele corregirse con el tiempo y la intervención adecuada.
Las causas de la dislalia pueden ser diversas y dependen de diferentes factores. En muchos casos, los niños presentan dificultades para coordinar los órganos del habla, como la lengua, los labios y el paladar, debido a una inmadurez en el desarrollo neuromotor. Además, alteraciones físicas como el frenillo lingual corto, malformaciones en el paladar o problemas auditivos pueden afectar la articulación del habla.
Otros factores psicológicos y ambientales también pueden influir en la aparición de la dislalia. La falta de estimulación del lenguaje, la imitación de patrones de habla incorrectos o el bilingüe tardío pueden contribuir a que un niño tenga dificultades para pronunciar ciertos sonidos. Un niño con pérdida auditiva también puede experimentar problemas para percibir y reproducir correctamente los fonemas.
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Tipos de dislalia
Existen diferentes tipos de dislalia, dependiendo de la causa y los sonidos afectados:
- Dislalia fisiológica. Común en infantes pequeños debido a la inmadurez del aparato fonador. Generalmente, se corrige con el tiempo sin necesidad de tratamiento.
- Dislalia audifona. Se debe a problemas auditivos que impiden al niño percibir correctamente los sonidos y, por ende, reproducirlos de forma adecuada.
- Dislalia funcional. Se presenta cuando los órganos del habla están sanos, pero hay dificultades para articular ciertos fonemas por una mala coordinación.
- Dislalia orgánica o disglosia. Provocada por malformaciones o alteraciones en los órganos del habla, como el paladar hendido o problemas en la lengua.
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Tratamientos de la dislalia
El tratamiento de la dislalia debe ser personalizado según la causa y el tipo de dificultad que presente el niño o la niña. Algunos de los tratamientos de la dislalia son:
Terapia del habla y lenguaje
Un/a logopeda especializado/a trabaja con el infante a través de ejercicios de pronunciación, repetición de fonemas y juegos lúdicos para mejorar la articulación. Se emplean técnicas como la discriminación auditiva, el modelado y la corrección fonética para enseñar al niño a articular correctamente los sonidos.
Ejercicios de motricidad oral
Se utilizan actividades para fortalecer los músculos de la boca, lengua y labios, como soplar globos, hacer muecas o practicar con pajillas. Estos ejercicios ayudan a mejorar la coordinación y precisión de los movimientos articularios, favoreciendo la correcta pronunciación de los fonemas afectados.
Corrección auditiva
En caso de dislalia audifona, se recomienda una evaluación auditiva y, si es necesario, el uso de audífonos o terapias específicas para mejorar la percepción de los sonidos. La estimulación auditiva con ejercicios de reconocimiento y diferenciación de fonemas también puede contribuir significativamente a la mejora del habla.
Intervención psicológica
En algunos casos, los niños y niñas pueden desarrollar inseguridad o frustración debido a sus dificultades en el habla. Un psicólogo infantil puede ayudar a mejorar su autoestima y confianza mediante técnica de refuerzo positivo, terapia cognitivo-conductual y estrategias para reducir la ansiedad asociada con la comunicación.
Apoyo en el hogar
Los padres juegan un papel fundamental en la corrección de la dislalia. Hablar con claridad, leer cuentos en voz alta, repetir sonidos correctamente y evitar burlas o correcciones excesivas pueden ayudar en el proceso de mejora. Además, los juegos de rimas, canciones y actividades interactivas pueden motivar al niño a practicar de manera divertida y natural.