El desarrollo sensorial es el medio por el cual los bebés comienzan a conocer el mundo que les rodea. De esta forma, a través de los sentidos se empapan de información y van descubriendo su entorno. Seguimos contándote más sobre esta parte del crecimiento a continuación, pero recuerda que en nuestro centro educativo también puedes formarte sobre ello con nuestro Curso de Estimulación Sensorial y especializarte en este área.
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El desarrollo sensorial en los niños
Para comprender mejor el concepto, la idea de desarrollarse sensorialmente consiste en que los más pequeños empiecen a reconocer las informaciones que captan a través de sus sentidos.
Cuando estamos en nuestros primeros años de vida, tenemos una capacidad de aprendizaje prácticamente innata. Esta se diferencia de la más compleja, que tiene que ver, por ejemplo, con los conocimientos que obtenemos a través de la enseñanza. Hablamos de los aprendizajes más básicos, aquellos que asimilamos de una manera natural y que, sin duda, serán decisivos los para perfeccionar las habilidades físicas o lingüísticas en el futuro.
Los niños son como esponjas respecto a la absorción de estos conocimientos, básicos pero a la vez fundamentales para defenderse en el mundo. En este sentido, los más importantes son los que van a captar a partir de los sentidos. En primera instancia, los niños van a recibir un aluvión de impactos a través de su gusto, olfato, tacto, vista y oído. Si bien es cierto que cuentan con capacidades para ir desentrañando sus códigos en solitario, es importante que las madres, padres y educadores les ayudamos a entrar en contacto con este mundo de sensaciones, ya que así multiplicarán su progreso.
Cuanta más interactuación sensorial tengan, dentro de unos límites, mejor. La etapa infantil es clave para que un individuo no se queda atrás en su desarrollo sensorial. Por lo que, si dejamos a un niño, en este aspecto, desasistido, va a partir con una gran desventaja. Esta se va a poder ir paliando progresivamente, pero va a requerir invertir mucho más tiempo.
Objetivos del desarrollo sensorial
El desarrollo de los sentidos del niño no solo tiene la finalidad de evitar que se quede rezagado. También se pretende conseguir que los menores sean, desde su primera etapa de vida, más activos y vivarachos para desarrollar sus habilidades al máximo. Un niño con un desarrollo sensorial óptimo van a saber expresarse de un modo más hábil y moverse más ágilmente. Para lograrlo, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
- El entorno en el que se crían es decisivo para que puedan potenciarlas. Por eso, es responsabilidad de la familia y los educadores del colegio generar un clima propicio.
- El objetivo es que los chicos puedan desentrañar con facilidad los datos que les llegan desde sus sentidos. Debes tener en cuenta que, al principio, les llega una masa de sensaciones que no son fáciles de distinguir. Así que la primera necesidad, en este aspecto, es que empiecen a diferenciar los estímulos. Cuáles llegan desde cada sentido y qué significan. Esta circunstancia ya les va a permitir saber si les gustan o no estas sensaciones. Aunque te recordamos que, desde el útero, ya tienen algunas nociones sensitivas muy desarrolladas.
- La discriminación entre los sentidos y las sensaciones es imprescindible, primero, para evitar lo que les duele o les desagrada. Asimismo, les va a venir bien para orientarse hacia lo que les agrada.
- Después de estos primeros intercambios de sensaciones, los niños ya van a estar preparados para interpretar mejor las informaciones. Van a ser capaces de estructurarlas de una forma coherente.Y, sin duda, estas primeras nociones interpretativas van a ser fundamentales para abordar aprendizajes más complejos. Aprendizajes, por ejemplo, como los relativos al lenguaje o al sistema psicomotor.
¿Cómo se trabaja la estimulación sensorial?
La estimulación sensorial es el requisito básico del desarrollo de los sentidos de los chicos. Es cierto que los niños ya van buscando estas interacciones por su cuenta, pero está en nuestras manos ofrecerles una motivación extra.
Propiciar, sin cansarles (pasarnos podría bloquearles), las experiencias de desarrollo sensorial va a acelerar sus procesos de comprensión de la realidad. Y, en la línea de los aprendizajes naturales que te comentamos, ¿cómo aprenden mejor los pequeños? Sin duda, jugando.
Los juegos son las principales herramientas para ir probando sus conocimientos sensoriales. Puedes poner en práctica los métodos de ensayo y error. La repetición de estímulos va a ir fomentando en ellos habilidades prácticas como la memoria.
Aparte, poco a poco, van a empezar a distinguir lo que está bien de lo que está mal. Y lo van a hacer gracias a los juegos que, lógicamente, deben caracterizarse inicialmente por una gran simplicidad. Luego podremos incrementar su complejidad de forma gradual. Aquí van algunos ejemplos de actividades de desarrollo sensorial:
- Tocar y reconocer piezas de distintos colores y formas, las cuales pueden utilizar para crear estructuras coherentes y sistemáticas. Otro ejemplo en este caso sería manipular la plastilinaa, ya que les va a permitir estimular su creatividad, potenciar su expresión emocional o desarrollar su motricidad fina, entre otras capacidades.
- Hay juguetes que, además, permiten reconocer sonidos e identificarlos con referentes (animales, colores, etc.).
- Asimismo, podemos coger a los niños en diferentes posturas para que vayan descubriendo las capacidades de su cuerpo.
Al principio, tienen que jugar siempre acompañados de adultos; pero, posteriormente y siempre con seguridad, pueden ir disfrutando del desarrollo de los sentidos en solitario.
¿Cuáles son las capacidades sensoriales?
Tal vez te sorprenda que en el vientre materno ya se va generando un desarrollo de los sentidos muy profundo. Por ejemplo, el tacto es un sentido muy desarrollado por los bebés. Conocen las vibraciones sensitivas de la madre, pues han estado largo tiempo dentro de ella. Oyen, pero no son capaces de centrarse en sonidos concretos. Algo similar ocurre con la vista.
En cuanto al gusto y al olfato, te confirmamos que ya han desarrollado sus primeros reconocimientos. De hecho, rechazan gestualmente lo que no les gusta.
En definitiva, el desarrollo sensorial se trabaja desde la infancia para capacitar a los menores más y mejor en cada una de las etapas de crecimiento.