El desarrollo socioafectivo de los niños es un aspecto fundamentales dentro de la labor psicopedagógica. Se trata de un tipo de educación que prioriza la promoción de competencias que permiten a los menores evolucionar con éxito como seres sociales. Hoy te explicamos en qué consiste este método educativo y cuál es su valor sobre el crecimiento infantil. También puedes seguir aprendiendo más sobre este tema con nuestro Máster en Atención Temprana, a través del cual conocerás las bases para promover un desarrollo infantil óptimo en todos los niveles.

¿En qué consiste el desarrollo socioafectivo de los niños?

Diversos estudios demuestran que el desarrollo emocional en los niños es fundamental para su crecimiento físico, emocional e intelectual. Y es que los sentimientos y las emociones están presentes durante toda la vida y marcan a las personas en todas sus experiencias y vivencias.

Es por ello que educar a nivel socioafectivo favorece el crecimiento emocional de los pequeños, facilitando que, en un futuro, se conviertan en personas seguras de sí mismas, con autocontrol y una buena autoestima, lo cual potenciará otras habilidades o capacidades que posean.

La necesidad de la educación socioafectiva de los niños nace de las propias características de la sociedad actual. Una sociedad que requiere de seres humanos con altos valores sociales y morales que empaticen y ofrezcan su ayuda a los demás, favoreciéndose una convivencia sana y pacífica. Por ello, es importante conocer cómo se plantea este paradigma educacional que combina los conocimientos y el crecimiento emocional.

El desarrollo socioafectivo del niño es el fomento de habilidades para su crecimiento como persona y ser social, lo cual también supone un aprendizaje sobre el control de sus propias emociones. Además de la empatía, es fundamental una adecuada adaptación a la resolución de problemas, así como una visión ética respecto al mundo que le rodea.

Características de la educación socioafectiva

La labor de la educación socioafectiva de los más pequeños se aborda desde tres perspectivas fundamentales:

Intelectual

Es aquella que favorece el conocimiento social en general. Junto a los elementos básicos del aprendizaje como el lenguaje, los niños aprenden valores, costumbres, normas, símbolos sociales e instituciones.

Emocional

Se refiere a todas las redes emocionales que engloban el proceso educativo. Entre ellas destacan los vínculos emocionales con los padres, amigos y el educador. A través de ellos se desarrollan habilidades como la empatía, la amistad y el apego. Además, se fomenta el interés por la realización satisfactoria de tareas o el logro de objetivos. Las emociones actúan como elemento motivador del aprendizaje.

Social

La aceptación o rechazo de los demás favorece la adquisición y el aprendizaje de comportamientos considerados como correctos por la sociedad. Los niños aprenden las conductas sociales a través del reforzamiento positivo, la instrucción y la imitación. Este es un proceso que va estrechamente ligado a la asimilación de normas, conductas y valores.

 ¿Por qué es importante la educación socioemocional?

Está demostrado que el desarrollo socioemocional de los niños tiene la misma importancia que su desarrollo físico-cognitivo. La combinación entre ambos favorece su evolución satisfactoria como individuo y como ser social. Eso sí, hay que tener en cuenta la existencia de aspectos diferenciadores como el contexto social o las características propias de cada niño.

A modo de ejemplo, una correcta educación integral o socioafectiva influye directamente en aspectos tan trascendentales como pueden ser los siguientes:

  • Una mejor adaptación al mundo escolar que se traduce en mejores resultados académicos. Además de una mejor actitud ante al aprendizaje, mayor espíritu colaborador y mejores relaciones con los demás.
  • Mayor desarrollo del pensamiento, el lenguaje y destrezas sociales.
  • Un ascenso del bienestar y de la felicidad.
  • Menor incidencia de problemas conductuales (menos casos de aislamiento social, hiperactividad y agresividad, por ejemplo).

¿Cómo llevar a cabo una buena educación socioafectiva?

Para una buena educación que fomente el desarrollo socioafectivo es esencial incluir su contenido en el proyecto curricular de los centros educativos. Este tipo de educación debe inculcarse a través de estrategias y actividades concretas desde diferentes perspectivas:

Objetivos educacionales

El desarrollo emocional, afectivo y social de los niños debe formar parte de los objetivos principales de los programas de enseñanza. Debe incluir el fomento de la autonomía y la formación de la identidad. También incluirá la potenciación de la observación y la comprensión de los fenómenos naturales y sociales. Además, el desarrollo de la comunicación y de las relaciones con los demás.

Contenidos académicos

Los contenidos dirigidos al desarrollo socioemocional deben estar basados en la experiencia y en las propias vivencias de los niños. Además, deben favorecer el trabajo cooperativo en el que se incluya la elaboración de reglas o normas de participación. Todo ello favoreciendo la expresión libre de la identidad de cada uno de ellos, el sentido crítico y la tolerancia.

Espacio de convivencia

El espacio de trabajo debe reflejar las magnitudes individuales y sociales del desarrollo. Los niños deben contar con un espacio propio para descansar, guardar sus pertenecías o aislarse del resto cuando lo necesite. Pero también debe existir un espacio en el que pueda desarrollar su interacción social con el grupo.

Materiales de aprendizaje

El material debe constituir un soporte para la expresión, la comunicación y el desarrollo de la identidad individual. También debe existir material que favorezca el desarrollo de lo individual y lo social en conjunto.

Tiempo o ritmo individual

Es esencial tener en cuenta el ritmo biológico y social de cada niño a la hora de llevar a cabo las actividades.

Actividades o rutinas diarias

Cada acción realizada con los pequeños se convierte en una oportunidad ideal para el fomento de habilidades socioemocionales. Eso sí, siempre prestando atención al proceso de crecimiento y desarrollo individual.

El juego constituye una de las actividades básicas para el desarrollo infantil. Es un medio excelente para la expresión, la comunicación y la socialización. Uno de los mejores escenarios para el desarrollo de habilidades sociales básicas como la cooperación y la resolución de problemas.

Trabajo en equipo con la familia

La colaboración familiar debe formar parte de todo el proyecto. Por ello es fundamental fomentar la relación escuela-familia. La familia es un potenciador socioafectivo esencial que da continuidad al desarrollo del niño más allá del entorno escolar.

El desarrollo socioafectivo de los niños es fundamental para lograr su crecimiento pleno como ser individual y social. A partir de ahí, los menores adquieren habilidades que le permitirán afrontar los retos vitales con seguridad, autoestima y sentido crítico. El objetivo final es la educación integral; un sistema en el que se transmitan conocimientos y se desarrollen valores y competencias para ser y convivir.