La disfasia es un trastorno del desarrollo del lenguaje que afecta a nivel de comprensión y de expresión. En algunos casos, suele confundirse con el autismo al darse conductas propias de esta patología. Por ello, hoy vamos a ver las características de la disfasia, sus causas y tratamiento en la infancia.

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¿Qué es la disfasia en niños?

Entendemos por disfasia el trastorno en el desarrollo del lenguaje del niño en lo que se refiere a la expresión y la comprensión. Los niños disfásicos se caracterizan por un déficit en las habilidades del lenguaje, por ello suelen utilizan la mímica para expresarse.

Se trata de uno de los trastornos que más cuesta diagnosticar. Por ello, es imprescindible contar con el apoyo de especialistas que sepan diagnosticar y dar un tratamiento efectivo para dicha patología. Esta forma parte de los trastornos del aprendizaje, junto con la dislexia o la dispraxia.

Síntomas de este trastorno de aprendizaje

La sintomatología más característica está ligada a la expresión y comprensión del lenguaje:

  • Dificultad en la utilización de pronombres personales.
  • Uso escaso de preposiciones y conjunciones.
  • Creación de verbos en forma infinitiva.
  • Dificultades en el dominio de morfemas de género, número y verbo.
  • Alteración de la comprensión que se confunde con la sordera.
  • Se basan en los gestos y la mímica para expresarse mejor.
  • Repetición de palabras de las que no conocen su significado.
  • Pobreza en el vocabulario.
  • Omisión de elementos gramaticales en la formación de frases.

Los síntomas de la disfasia suelen ir asociados a otras alteraciones como son las siguientes:

  • Dificultades en la articulación de fonemas.
  • Desequilibrios a la hora de mantener el ritmo.
  • Alteraciones en la memoria auditiva. Por ejemplo, al niño le cuesta retener y emitir series de números o palabras y también tiende a confundir los sonidos.
  • Déficit de atención o hiperactividad.
  • Alteraciones a la hora de distribuir y organizar los objetos en el espacio y en la percepción del tiempo.

Tipos de disfasia

En general, de acuerdo a la sintomatología se pueden diferenciar tres grupos de este trastorno:

Receptiva o mixta

La comprensión del lenguaje se ve alterada y se puede dividir en dos subtipos:

  • Sordera verbal: el pequeño escucha bien pero no puede identificar los sonidos con claridad. En este sentido, tiene un vocabulario pobre y repetitivo.
  • Déficit sintáctico fonológico: incapacidad en la creación de frases largas con el uso de términos abstractos. El niño emplea frases cortas y mal estructuradas.

Expresiva

El problema está en la programación y creación de palabras. Se clasifica en estos dos tipos:

  • Dispraxia verbal: alteración en la capacidad de realizar movimientos para producir sonidos. El discurso del niño es poco fluido y habla más en forma de telegrama. Suele acompañarse de dificultades en la psicomotricidad fina.
  • Alteración en la programación fonológica: articulación inadecuada de los sonidos mientras formulan palabras o frases.

Dificultad para la organización del significado

La alteración en la estructuración de frases se puede dividir en dos clases de síndromes:

  • Síndrome lexical sintáctico. Falta de habilidad en la producción de palabras nuevas, pero el discurso se comprende correctamente.
  • Síndrome semántico pragmático. Se altera la capacidad de comprender palabras, preguntas o indicaciones. En este caso, los niños no entienden el fin de la comunicación con otra persona y se dan sucesiones de monólogos.

¿Cuál es la causa de la disfasia?

Es difícil determinar una causa determinada. Sin embargo, este trastorno del lenguaje podría estar relacionado con alguna lesión cerebral o falta de oxígeno al nacer. Otras causas que se le atribuyen pueden ser un traumatismo craneoencefálico en el momento del parto o enfermedades infecciosas que afectan al sistema nervioso central.

No obstante, no siempre tiene por qué deberse a lesiones cerebrales. Esto lo determinará un especialista. En cualquier caso, este trastorno del lenguaje suele estar ligado a un retraso de la maduración de las estructuras del lenguaje.

Disfasia: tratamientos

Realizar una rehabilitación ortofónica es la forma de tratamiento más indicada para este tipo de trastorno. Eso sí, es esencial hacerlo de manera precoz y con constancia. La intervención debe ser de carácter multidisciplinar. Es decir, especialistas de diferentes ramas intervienen para evitar, en la medida de lo posible, que el trastorno interfiera lo menos posible en la calidad de vida del niño.

Si bien es cierto que la disfunción no termina de corregirse por completo, los ejercicios de rehabilitación pueden aportar una notable mejora. Algunas de las estrategias que se utilizan para llevar a cabo el tratamiento son las siguientes:

Trabajar la discriminación auditiva

Se ayuda al niño a distinguir mejor los sonidos que no le son familiares. Un ejemplo de ello es proponerle que adivine un sonido determinado. Hablamos de estímulos sonoros como el viento, la lluvia, los pájaros o las campanas y también los instrumentales, sonidos de animales, etc.

Mejorar la memoria auditiva

Es habitual que el niño disfásico aprenda sonidos y que después los olvide o los confunda. En este sentido, es importante entrenarles en el análisis y síntesis de conceptos. Se puede hacer con movimientos corporales como palmadas a la vez que se dice la palabra.

Incrementar el vocabulario

Una buena táctica para empezar es utilizar palabras conocidas por el pequeño y aumentar el nivel progresivamente. Luego se pueden organizar en categorías para que le sea más fácil darles uso.

Practicar el movimiento buco-facial

Para mejorar los efectos de la disfasia, también es importante practicar la pronunciación de los fonemas, trabajando la articulación de la boca, lengua, labios respiración… El movimiento está pensado para que el niño pueda pronunciar mejor los fonemas.

Ejercicios morfosintácticos

Para mejorar la morfosintaxis, se pueden crear frases a partir de diferentes términos. Otra actividad para mejorar la formulación de oraciones es mostrarle al niño una imagen y pedirle que cuente una historia relacionada.

Las estrategias que se utilizan para mejorar la evolución del trastorno variarán en función de las necesidades de cada niño y de su proceso madurativo. Eso sí, este tipo de tratamiento será aplicado por profesionales cualificados, que trabajarán en conjunto con educadores y familias para que el proceso de intervención sea más exitoso.